Luna



           La luna brillaba blanca y tan grande que causaba claustrofobia. Las estrellas, en cambio, a penas eran perceptibles. En aquel monstruoso cielo, el monstruoso monstruo contempló a la luna. Sus ojos eran dos luciérnagas y sus dientes una hilera de cuchillos. Desnuda la boca, emitió un gruñido. A cuatro patas caminaba con porte poderoso. Patas gruesas; cuerpo enorme y alargado. Su pelaje, marrón oscuro, se confundía con las tinieblas. Desnuda la boca, emitió un gruñido.

           De fondo se escucharon grillos y cigarras: parecía que querían cantar una nana pero no sabían cómo afinar. Desnuda la boca, emitió un gruñido. Los grillos y las cigarras guardaron silencio. El lobo andó hacia la luna como un rey sobre sus dominios. Luego escuchó el llanto del bebé y sonrió. Desnuda la boca, sonrió. Una niña de cabello claro y mirada enrojecida, que lloraba. Una niña que lloraba con un pañal.

           Se aovilló y sus piernas de monstruo se hicieron piel; sus garras de monstruo se hicieron dedos y su torso peludo se irguió. Tomó a la niña entre sus manos llenas de tierra. Desnuda la boca, sonrió. La luna (su luna) brillaba blanca y tan diminuta que sintió claustrofobia. Se la llevó lejos, muy lejos. La luna cautiva en el cielo y su luna cautiva entre sus brazos. Aquella noche dos satélites lloraron.




2 naufragios:

Altina dijo...

Hola! Internet me trajo hasta esta web y escribes con una sutileza de observadora muy llamativa, delicada y casi fina, me ha gustado lo que he leído en este, tu ultimo post, por ahora seguiré leyendo tus escritos anteriores y espero que sigas escribiendo muchísimo más, saludos!

María Ahufinger dijo...

Buenas, cielo.

¡Qué bueno que encontraras la página! Me alegro de que tengas esa opinión tan positiva sobre mis textos. Gracias por pasarte por aquí y tomarte unos minutos para leerme <3

Un saludo, cielo.

 
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