La niña


El chillido desgarrado de la niña rasgó el ambiente como lo haría un cuchillo.

Inmediatamente el mundo se detuvo.

  • Los coches ya no circulaban por la carretera.
  • Los niños cesaron su juego en el parque.
  • Los adolescentes concluyeron sus risas y bromas de la pubertad.
  • La vecina de enfrente dejó de cocinar un pastel de manzana en el que ponía tanto esmero para sus nietos.
Las hojas de los árboles firmaron una tregua con su amigo el viento. Que desapareció.

El Sol perdió su brillo.
La Luna renunció a su magia.







Durante unos instantes el grito estremecedor de una chiquilla paró el mundo;
lástima que la duración del mismo fuera tan corta como para ser apreciada.




...


Unas verjas antiguas y oxidadas nos vetaban el paso a lo que parecía ser un cementerio.

—¿Dónde estamos? —quise saber sorprendida.

Chris puso los ojos en blanco.

—Te lo he dicho un montón de veces, Sofi. Esta es mi casa.

Chris empujó la reja de entrada; las bisagras chirriaron de manera estridente, provocando que se me pusieran los pelos de punta.

Podía escuchar de fondo el crujir de las hojas secas a nuestro caminar y el casi imperceptible sonido de los cuervos graznando en busca de algo con lo que alimentarse.

Conforme más nos introducíamos en aquel ambiente, más frío hacía.

La espesa niebla dificultaba mi visión. Mis ojos se clavaron en la piedra gastada, y repleta de moho de las lápidas.

—¿Vives aquí? —le pregunté, atónita—. ¿Por qué?

El chiquillo se encogió de hombros con suavidad.

—Dejaste de pensar en mí, así que yo dejé de existir. Formaba parte de tus recuerdos vagos, de tus fragmentos olvidados…

Asombrada, le abracé.

Chris suspiró, mostrándome su epitafio:

Chris

«Olvidado cuando Wendy creció»

—Pero no pasa nada, Sofi —afirmó con una sonrisa en sus labios—. Ahora estoy contigo y, mientras de vez en cuando me dediques algún pensamiento, no volveré aquí.

Le miré con culpabilidad.

—Pero yo… No te recordé; tú apareciste porque sí.

Chris negó; había perdido el deje infantil e inocente de su mirada; parecía un adulto en el cuerpo de un niño.

—Eso es lo que piensas —hizo una breve pausa tomando aire a la par que organizaba las ideas en su cabeza—. Cuando se produjo el choque tú estabas llorando y recordando con melancolía lo feliz que eras de pequeña. Yo fui aquel pensamiento; yo soy la infancia; tu infancia.

Asombrada, parpadeé.

—¡¡Ahora lo entiendo!! Por eso estabas aquí; hacía milenios que no pensaba en ti.

Chris me lanzó una sonrisa amarga y cansada; algo impropia para un chiquillo de su corta edad.

Dejé que mi mirada se deslizara por los sepulcros gastados, asombrada de que algunos ni tuvieran nombre.

—Eso es porque ya no recuerdas ni quiénes son. No tardarán demasiado en hacerse polvo y fundirse con el viento —me dijo Chris adivinando mi duda.

Me sentí mal por ello.

Al fondo, pude observar lo que parecía ser un mausoleo.

—¿Quién está enterrado allí? —quise saber. Para que tuviera aquel lugar tan especial tenía que ser alguien muy importante.

Tus padres —me contestó Chris en tono seco.

Asombrada, corrí esquivando las lápidas.

—¡¡Mamá!! ¡¡Papá!! —les llamé desesperada—. ¡¡Soy Sofía, vuestra hija!! ¡¡Salid de allí!!

Chris se acercó a mí y tiró de mi brazo para llamar mi atención.

—Están muertos.

Las lágrimas corrieron libremente por mis ojos una vez terminó de pronunciar aquella frase; tenía la esperanza de que en aquel lugar extraño donde me encontraba pudiera ver a mis progenitores, pero por lo visto nada era capaz de combatir contra la muerte.

—Es cierto —. Sollocé tratando controlarme—. Hace años que perdieron la vida.

Chris negó.

—Te equivocas, Sofi —bajó su mirada clara—. Hace años que les olvidaste.

Aquellas palabras me hirieron de una manera inimaginable.

—¡Noooooooooooo!! —grité de manera desgarradora, haciéndome daño en la garganta por el esfuerzo—. ¡¡El tormento empezó por su muerte!! ¡¡Yo soy así por lo que les ocurrió!!

Chris colocó una rosa roja salida de ningún sitio en la puerta de donde yacían mis padres.

—Es cierto que cambiaste tras su muerte, pero la misma no fue la consecuencia de que tú dejaras de ser quien eras. Jamás les recordaste o trataste de asumir lo que les ocurrió; simplemente dejaste de pensar en ellos como escudo ante tu dolor.

»No te olvides de que el pasado siempre golpea dos veces. Dejaste de ser la misma en el momento en el que escuchaste la conversación que tuvo tita Carla con yaya Luz. Aquel fue también el último día en el que yo aparecí en tu vida.

»La prueba de que ya no piensas en ellos está aquí; tu subconsciente tiene ganas de verlos, pero tú te niegas a aceptarlo. Por ello no han recobrado la vida cuando tienes tantas ganas de estar a su lado.

Atónita por sus palabras no supe qué pensar.


...



No me pidas que llore.
No me pidas que ría.
No me pidas que viva.




Y me pregunto una y mil veces
si el vacío que yace en mi pecho
podrá llenarse.


Pero luego llego a la conclusión de que da igual;
de que para los demás carece de importancia;
nadie pregunta por mí o se preocupa.

¿Estoy... sola?

Tengo amigos, pero en ocasiones siento
que no lo son; que se acercan a mí por
interés.


Supongo que con el tiempo uno se
acostumbra a todo; aunque llevo años así
y día a día la carga se torna más pesada.














¿Hasta cuando la podré aguantar?


Bajo el Olivo


Quisiera poder decirte
con un par de palabras sinceras
la ilusión de un "Te quiero"
tan amargo como cierto.

Suspiro frustrada escribiendo
un poema
capaz de exteriorizar la
complejidad de mi sentimiento.

Ayer te aguardé dichosa
a la sombra de un olivo
contemplando embelesada
el reflejo del cielo en el río.

Y tú viniste y me abrazaste;
entregándome la felicidad,
en un efímero instante.
Que se fue.

Y me culpo porque ahora no estés.
Y grito.
Y lloro.
Y... me callo.

Porque aunque me lo negaste,
sé que todo fue a raíz de mi
tosco vocabulario
incapaz de expresar cuánto te amo.

Y ahora estoy sola
bajo la sombra del mismo árbol
esbozando bosquejos en los que
trato de difundir lo que mi corazón por ti siente.

....

.




Te busqué en la oscuridad;
con un mero cirio incapaz de abarcar la totalidad de las tinieblas.





Te rastreé sin ayuda;
sola;
persiguiéndote con mis diminutos pies
mientras intentaba averiguar si iba por el camino apropiado entre tanta penumbra.





Agudicé mis oídos,
tratando de localizar cualquier sonido que me delatara tu presencia.















No estás.
















Si ni te veo, ni te escucho, ni te toco, ni te siento...

¿Cómo puedo saber que continúas aguardándome?





Aunque tu... me diste tu palabra, ¿no?

Una Hamburguesa de Tiempo sin Pepinillos


—¿A quién estás esperando?

—Al Tiempo.

—¿Al Tiempo?

—Sí, él es muy sabio y tiene un poder increíble para cambiar las cosas. Hice un pacto con él; le dejaré consumir mi juventud y él me mostrará el sentido de mi existencia.

—¡¡Asombroso!! ¿Tanto ansías encontrar el porqué de la vida?

—Sí, ésa es una de mis inquietudes, y yo, el Ser Humano, debería de conocerla, o... al menos intuir cuál es, mas ¿para qué vivir cien años si no hay nada que me impulse a continuar?

—Esa reflexión es muy hermosa... No obstante es triste saber que cuando la halles perderás la vida y no podrás gozarla en su plenitud.

—Yo no pienso así; el mero hecho de que sea tan efímero sólo lo hará más intenso.

—¿Y al final el Tiempo te mostró el significado de la vida?

—¡¡Sí!! Me dijo que ahora que hice el pacto con él ya había encontrado una de las razones por las cuales seguir en éste mundo.

—¿Ah, sí?, ¿y cuál es entonces?

—Simplemente estar aquí; en el momento en el que sellé mi pacto con él mis latidos estaban contados, con lo cual apreciaba más vivamente todo lo maravilloso que me ocurría; cada vez que sonreía, me divertía, o simplemente descansaba lo hacía con pasión ya que a lo mejor mi hora había llegado y ya no lo podría volver a experimentar.

»Y... a todo esto, ¿quién eres tú?

—Yo soy la Muerte, el Tiempo me mandó a recogerte.

—¡¡Ahh!! Perdona por haberte atendido con estas fachas; no sabía que eras tú.

»¿Puedo hacerte una pregunta?

—Sí.

—¿La Muerte tiene una razón de existir?

—Sinceramente... Nunca me había parado a pensarlo; la Rutina suele impedírmelo. Pero supongo que si tuviera alguna guardaría relación con las Almas que recolecto.

—Podías quedar con Tiempo para tomar un café y preguntárselo.

—¡¡Esa es buena idea!! Lo haré y como agradecimiento cuando la encuentre bajaré al Tártaro y te traeré una hamburguesa.

—¿Con queso?

—Sí, con queso fundido y sin pepinillos.

—¡¡Gracias!! No soporto los pepinillos.

~



La chica sonrió, antes de llevarse la mano impregnada de la sangre de su víctima a la boca; lamió el líquido escarlata con lentitud. Su mirada desafiante se clavó en la del hombre que había contemplado el asesinato.

Repentinamente su expresión cambió, se tornó aniñada e inocente.

—¡¡Ohhh!! ¿Podemos ir a la heladería? ¡¡Hace muchísimo tiempo que no tomo un polo de chocolate, y ahora que es verano tengo unas tremendas ganas de comerlo!!

El hombre le sonrió con suavidad, sacando un pañuelo de su bolsillo derecho.

—Vale, pero antes te tienes que cambiar la camiseta. ¡¡Mira cómo te has ensuciado!! —le reconvino suavemente haciendo referencia a las manchas carmesíes de su traje.

Nuevamente, los rasgos de la chica variaron; su gesto se volvió amenazador.

—¡¡Esa zorra hasta muerta tiene que joderme!!

Pasó su mano derecha —ahora limpia de la prueba de su delito— por su cabello castaño claro con suavidad; bajó la mirada al suelo con un deje de timidez que estaba lejos de sentir.

—Entonces... ¿Comeremos helado después de que me quite la sangre de la perra? —preguntó ella antes de empezar a dar saltitos expectante, de manera infantil.

—Claro que sí, cielo —contestó él. La chica se puso de puntillas y dio un beso a la mejilla del hombre.

—¡¡Te amo!! —gritó alegremente antes de agarrar al tipo del brazo.

Ambos se fueron de la escena del crimen sin mirar atrás.

La sangre del cadáver de la mujer se derramaba por la acera, fundiéndose con la basura del callejón donde se hallaba.

—¿Aún tienes los boletos que te dieron en el cine para un dos por uno en helados?
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O.o Muuuy macabro XDD. ¡¡Me encantó!! Aunque escribir sobre este tipo de cosas como os habréis dado cuenta no es mi fuerte -.-

Amo leer este tipo de relatos, ojalá los supiera escribir como es debido... T__T

En fin... He estado unos días con problemas de PC; menos mal que hoy se solucionó todo. ¡¡Casi muero al ver que la pantalla de mi ordenador no funcionaba!!

 
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