Bitácora 27/11/20

Naciste para ser muchas cosas. Naciste para ser princesa, pero te arrebataron la corona cuando la sostuviste entre tus manos. Naciste para ser pájaro, pero te mantuvieron cautiva en una jaula. Naciste del narciso, de la lluvia, de la azada..., y no. Te pusieron baches y trabas, que acompañaste con cien mil tequilas, mientras bailabas sobre ellos como si fueras indestructible. Quisieron llamarte igual que las plagas de Egipto, porque mala hierba nunca muere y a ti eso se te daba genial.

Sin embargo, el declive siempre llega y ahora te consumes. A fin de cuentas, todo fueron apariencias y a ti siempre se te dio bien fingir. Con la careta hecha añicos, se ve entre las grietas tu desdicha: la forma en la que la soledad y el miedo te arrastran hacia el abismo con su mano negra. Pero, aún así, permaneces tranquila mientras todo comienza a arder: recibiendo con los brazos abiertos el réquiem que terminará de destruirte. No existe muerte más digna que aquella aceptada con honor. Te lanzaron gusanos, y les sonreíste. Su castigo será tu indiferencia. Y que todo termine, para ti será el mejor de los regalos.
 
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