Lo que me queda de ti ya ni siquiera eres tú. Te diluyes entre la muchedumbre que orbita en mis días y noches. Mi rutina ya no es pensarte y la histeria que sufría cesó; mis lágrimas marchitaron en un adiós que parece firme. Mientras tanto, los resquicios de mí se yerguen para dibujarme como alguien distinta: más auténtica y con menos miedo.
Lo que me queda de ti es una página repleta de tinta, que antes quería arrancar pero ahora mismo solo ignoro. En mi vida existen más folios en blanco en los que, como bien sabrás, tú no estás.
0 naufragios:
Publicar un comentario