Ríos de sangre surgen reverentes
de tu inerte cadáver.
Noches interminables
velan un hecho amigo del olvido.
La calidez escarlata
que emanaba tu cuerpo
se torna compañera
del frío.
Yo sólo quise tener al menos
un amago tu despedida.
Tener al menos un amago
de tu sonrisa.
Tener al menos un amago
de tu final.
Torrentes de salada culpabilidad
son derramados agriamente
de mis ojos.
Yo sólo quise aspirar el perfume de
tu Boca,
pero ahora la menta de tu aliento
ha enmohecido putrefactamente.
...
—¡¡Nooo!! —grité—, ¿por qué lo hiciste? ¡¡Habérmelo contado!! ¡Los dos podríamos haber encontrado una solución que no fuera esta!
—D-De-Demaa..siado... t-tarde...
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