Deja que la lluvia lo cubra todo, que haga de velo protector entre ti mismo y tu alrededor. ¿Sabes lo sencillo que es llorar bajo el rocío de las nubes sin que nadie se dé cuenta? Nuestras lágrimas se mezclan con las gotas de la tormenta, y entonces, si lo deseamos, podemos aparentar ser felices delante de los demás.
Me gustan las tempestades marinas en las que el viento, los truenos y la caída de la lluvia me quitan la voz. Con ellas no tengo miedo de ser quien soy. Gracias a ellas no me esfuerzo en crear una careta para los demás; ese trabajo lo hace el diluvio por mí.
Tal vez sea porque éste es un día encapotado en el que el cielo llora. Escucha chispear. Olvida mis palabras; deja que la lluvia te inunde. Descubre que todo lo demás carece de importancia.
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